Las palabras se aglutinan en mis dedos y no fluyen en el mismo sentido en que son generadas en mi mente y muchísimo menos en como las voy sintiendo.
He pasado días hermosos, suena cursi, pero es verdad.
Ese aroma me hace sonreír, ese humo me hace desconectar y esa forma de acariciar me inspira a escribir mil años...
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